¿Por qué aprendí italiano?

¡Hola, querido lector! Mi nombre es Eduardo, redactor de esta revista que cada viernes te acompaña en tu fascinante viaje de aprendizaje del idioma italiano. Hoy quiero compartirte cómo comenzó mi propia aventura con esta lengua. Desde las primeras palabras aprendidas junto a amigos de universidad, las experiencias inolvidables que me ha dejado y el profundo amor que tengo por la cultura de Italia.

Recuerdo que mi aventura comienza en el año 2015, cuando tenía 22 años y estaba en el último semestre de la universidad. A mi salón llegó un grupo de chicos de intercambio desde Italia, quienes estarían por todo un semestre compartiendo con nosotros, hice muy buena amistad con tres de ellos, mis queridos: Naomi, Leonardo y Chiara. Aunque al inicio solo hablábamos en inglés, que era la lengua en común, ellos fueron quienes me enseñaron mis primeras palabras en italiano, mientras yo les enseñaba las frases más divertidas en español. Recuerdo mucho la palabra “petaloso”, que en realidad no existe en su idioma, pero me contaron que un niño italiano la había inventado y había causado revuelo en el país. Fácilmente pude adivinar a qué se refería esa palabra, pues en español tenemos una composición similar, “lleno de petalos”, pensé. Fue entonces cuando comprendí que aprender italiano no era tan difícil como había llegado a pensar, así que, por mi cuenta, empecé a buscar canciones, videoblogs de YouTube y todo lo que me pudiera ayudar a entender a mis nuevos amigos en su lengua materna.

Después de los seis meses, cuando Leo, Naomi y Clarita, como ya les decía de cariño, tuvieron que regresar a Italia, se podía decir que yo ya tenía un nivel A2 en el idioma, así que, muy motivado, continué aprendiendo por mi cuenta, y explorando, me di cuenta de que existen grupos de intercambio de idiomas por toda la ciudad, en los cuales, la dinámica es la siguiente, te citan en algún punto de reunión (comúnmente una cafetería o un bar), al llegar indicas el idioma que quieres aprender y te sientan en una mesa llena de personas que ya hablan o quieren aprender la lengua que elegiste.

En una de esas reuniones conocí a Davide, un chico de Roma que había llegado a México de visita, pero quedó enamorado del país, así que decidió regresar para establecerse aquí, sin saber que, por destino o casualidad, gracias a mí, y a un terrible terremoto que sacudió a México en 2017, terminaría casado con Anita, otra chica del club de intercambio de idiomas. Esto creó entre nosotros una gran amistad y, a futuro, me permitió ser padrino en su boda.

Cuando por fin salí de la universidad y tuve un trabajo que me permitió viajar a Italia, decidí conocer las ciudades que habían tenido un mayor impacto en mi aprendizaje del idioma y que, de hecho, eran las más turísticas: Roma, Florencia, Venecia, Milán y Nápoles. El haber mejorado mi nivel de italiano me permitió comunicarme de mejor manera y crear lazos de amistad con los chicos locales que conocí en cada ciudad y que aún conservo con mucho cariño, como Emilio en Florencia, Sebastián en Venecia; Marta Frustacci, Rosita Brucoli y Eric Pignone en Milán y Paulina Ferret en Nápoles.

A mi regreso, y con una motivación enorme, decidí que era tiempo de poner en práctica todo lo aprendido, así que me acerqué a la Sociedad Dante Alighieri en Ciudad de México, que me dio la oportunidad de colaborar con ellos escribiendo en este espacio para todos ustedes.

No cabe duda de que aprender un nuevo idioma te abre un mundo de posibilidades, y a mí me hubiera encantado tener un espacio como “La Dante” en mis primeros pasos de aprendizaje. Con profesores nativos altamente capacitados, una biblioteca a disposición llena de material literario y eventos que me permitieran conocer más a fondo la gran cultura italiana, este lugar es ideal. Así que, si como yo, tu deseo es aprender más, acércate a nosotros. Aquí abajo te dejo los datos de contacto:

Sociedad Dante Alighieri, Ciudad de México

Calle Marsella 39, Juárez, Cuauhtémoc, 06600 Ciudad de México, CDMX

Teléfono: 55 5511 5257

Instagram: @ladantemx