Paolo y Francesca: La historia de amor que ni el infierno pudo apagar

Si hay una pareja que logró convertir el infierno en un escenario romántico, esa es sin duda la de Paolo y Francesca. Su historia, inmortalizada por Dante Alighieri en el Canto V de La Divina Comedia, es el equivalente medieval de Romeo y Julieta, un amor prohibido, un hermano celoso y un destino trágico. ¿Cómo no enamorarse de dos condenados a vagar por la eternidad a causa del amor? ¿Te contamos más?

Francesca da Rimini era una joven noble de gran belleza e inteligencia, hija del señor de Rávena. Como era costumbre en la época, su matrimonio fue un acuerdo político para afianzar alianzas entre familias poderosas. Su padre decidió casarla con Giovanni Malatesta, apodado "Gianciotto" o “Gianne el cojo” en español debido a su aspecto poco agraciado y su carácter severo. Sin embargo, la tradición cuenta que, para evitar que Francesca rechazara el matrimonio, le hicieron creer que su prometido era Paolo, el apuesto hermano menor de Giovanni. La confusión fue descubierta demasiado tarde, Francesca ya estaba casada con Gianciotto y atrapada en una unión que no deseaba.

El destino quiso que Francesca y Paolo pasaran mucho tiempo juntos, y entre sus encuentros compartían su amor por la literatura. Un día, mientras leían juntos la historia de Lancelot y la reina Ginebra, llegaron al pasaje en el que los personajes sucumben ante el amor prohibido y se besan apasionadamente. Atrapados en el hechizo de la historia, Paolo y Francesca no pudieron resistirse y sellaron su propio destino con un beso. Pero el idilio fue breve, Gianciotto los descubrió y, cegado por los celos, los asesinó sin piedad.

Dante los sitúa en el segundo círculo del infierno, donde los lujuriosos son arrastrados sin cesar por un viento huracanado, símbolo de su pasión desenfrenada. Pero en lugar de quejarse, Francesca, con la templanza de una heroína trágica, le cuenta a Dante su historia con tal emotividad que el poeta se desmaya de la impresión. Y no es para menos, pocas veces el amor se ha contado con tanta belleza en medio de la condena eterna.

Paolo y Francesca siguen dividiendo opiniones. ¿Son mártires del amor, castigados injustamente? ¿O una advertencia sobre los peligros de la pasión incontrolable? Lo cierto es que Dante los pinta con tanta humanidad que resulta difícil no simpatizar con ellos. Al final, su historia demuestra que ni siquiera el infierno puede apagar las llamas del amor.