LA OPERACIÓN QUE DESENMASCARÓ Y DESMANTELÓ LA CORRUPCIÓN EN LA POLÍTICA ITALIANA
No cabe duda de que Italia es un lugar muy bello y famoso por muchísimas razones: su arquitectura, su historia, su gastronomía, su arte, sus incontables y hermosos sitios de interés y un largo etcétera. No obstante, y como sucede en la mayoría de las naciones, no todo es color de rosa y el país de la città eterna también ha pasado por momentos sombríos a lo largo de su historia.
Desde sus inicios y hasta el día de hoy, el país itálico siempre se ha considerado una potencia. En consecuencia, no es de extrañarse que más de una persona anhele llegar al poder de una nación como ésta sin importar los medios: desde reyes, pasando por senadores, emperadores, dirigentes y hasta presidentes.
Si bien es cierto que la corrupción es un mal que podemos encontrar alrededor del mundo y que en pocas ocasiones recibe la pena que realmente merece, el 17 de febrero de 1992 pasó a la historia como el día en que se comenzó a gestar uno de los más grandes golpes en contra de un sinnúmero de magistrados corruptos que ejercían su poder en Italia. Hoy, a 30 años de los sucesos, recordamos una de las operaciones más grandes e importantes que se hayan realizado en territorio italiano para combatir la corrupción: le mani pulite.
La primera mitad de los años 90 estuvo marcada por el caos y la desestabilización del gobierno italiano. Las principales fuerzas políticas conformadas por el Partido Socialista Italiano y Democracia Cristiana se encontraban en crisis y, detrás de ésta, se ocultaba toda una maquinaria de sobornos y transacciones ilícitas que se suscitaban entre los principales peces gordos del gobierno italiano y diferentes instituciones privadas y grupos empresariales.
Así pues, resaltan los nombres de Bettino Craxi, presidente del ya mencionado Partido Socialista Italiano y Mario Chiesa, miembro destacado del partido de Craxi. Por otro lado, es importante mencionar también a Antonio Di Pietro, juez y cabecilla delle mani pulite, y a Luca Magni, dueño de una importante compañía de limpieza, mismo que se encargó
de denunciar los pagos que debía realizar mes con mes al Partido Socialista Italiano, quien enviaba como su vocero a Mario Chiesa para recoger el dinero.
BETTINO CRAXI, SALIENDO DEL HOTEL SAN RAPHAEL EN MEDIO DE LA MULTITUD
Tras la denuncia efectuada por Magni, Di Pietro lo convenció de grabar el momento exacto en el que le daba el pago de 7 millones de liras al funcionario italiano, motivo por el cual fue posible capturarlo in fraganti. Esto sólo sería el inicio de una serie de investigaciones en los años posteriores que traerían como consecuencia la incriminación y detención de muchos pesos pesados del poder italiano.
Como era de esperarse, Craxi negó los hechos, pero sus palabras eran contradichas por las de Mario Chiesa, que en los interrogatorios declaraba cómo la corrupción se había vuelto un mal común dentro del seno político, y por la carta que dejó Sergio Moroni, miembro del Partido Socialista Italiano que decidió quitarse la vida, no sin antes confirmar por escrito la participación de Chiesa y de Craxi en negocios ilícitos.
La repercusión en los medios y en la sociedad fue tal, que el 30 de abril de 1993 se dio otro hecho sin precedentes: decenas de personas se reunieron a las afueras del hotel San Raphaël, en donde se encontraba hospedado Craxi, para protestar en su contra. Mientras el magistrado salía del recinto, la gente le arrojaba toda clase de cosas, entre las cuales se destaca dinero a manera de crítica por todas las acciones ilegales que se le incriminaban.
Un año más tarde, en 1994, se emitió una orden de arresto para capturar a Craxi; sin embargo, éste ya había huido a Túnez, en donde viviría el resto de sus días como fugitivo hasta su muerte en el año 2000.
Finalmente, luego de tan variados y caóticos sucesos, se le encomendó a Carlo Azeglio Campi, primer ministro de Italia desde mayo de 1993, la tarea de implementar una reforma económica que atendiera la voluntad del pueblo y que impidiera la perpetuación de un sistema político que llevó a la degeneración a todo el Estado, poniendo fin a uno de los episodios más sombríos del gobierno italiano, que culminó con la detención de cientos de culpables y el desmantelamiento de uno de los sistemas políticos más corruptos que ha tenido Italia, dando inicio así a lo que hoy conocemos como la Segunda República Italiana.
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